Doy infinitas gracias a Dios por poder disfrutar de las lecturas y reflexiones tan bonitas y llenas de enseñanzas de vuestra revista Heraldos del Evangelio.
Recibo la revista desde hace muchos años y siempre he tenido la intención escribirles agradeciéndoles su realización, publicación y difusión por todo el mundo pero por las circunstancias y ocupaciones de la vida lo he ido posponiendo, aunque desde lo más profundo de mi corazón los llevo en mis pensamientos y oraciones siempre.
Quiero decirles que recibo la revista con gran alegría y entusiasmo y leo todos sus artículos, desde el primero hasta el último, disfrutando y asimilando cada uno en sus distintos temas y enseñanzas que me ayudan a crecer en un conocimiento más profundo y cierto de nuestra preciosa doctrina católica, y también en las virtudes y en mi vida espiritual, infundiéndome un deseo más intenso de unirme más a nuestra Madre, María Santísima, y a través de ella a nuestro Señor Jesucristo.
Ruego a Dios que os siga iluminando y os dé fortaleza y perseverancia para vencer las dificultades que encontréis en el camino y podáis seguir con vuestra admirable misión en todo el mundo y que tanto bien hace.
Que el Señor os bendiga siempre
Doy infinitas gracias a Dios por poder disfrutar de las lecturas y reflexiones tan bonitas y llenas de enseñanzas de vuestra revista Heraldos del Evangelio.
Recibo la revista desde hace muchos años y siempre he tenido la intención escribirles agradeciéndoles su realización, publicación y difusión por todo el mundo pero por las circunstancias y ocupaciones de la vida lo he ido posponiendo, aunque desde lo más profundo de mi corazón los llevo en mis pensamientos y oraciones siempre.
Quiero decirles que recibo la revista con gran alegría y entusiasmo y leo todos sus artículos, desde el primero hasta el último, disfrutando y asimilando cada uno en sus distintos temas y enseñanzas que me ayudan a crecer en un conocimiento más profundo y cierto de nuestra preciosa doctrina católica, y también en las virtudes y en mi vida espiritual, infundiéndome un deseo más intenso de unirme más a nuestra Madre, María Santísima, y a través de ella a nuestro Señor Jesucristo.
Ruego a Dios que os siga iluminando y os dé fortaleza y perseverancia para vencer las dificultades que encontréis en el camino y podáis seguir con vuestra admirable misión en todo el mundo y que tanto bien hace.
Que el Señor os bendiga siempre