«En su última enfermedad —afirma sor Fabruzzo—, sufría dolores atroces y angustias sin una sola queja y mantenía un semblante alegre y sereno. Decía...
Mis queridísimas hijas en nuestro Señor. Habéis nacido precisamente para los tiempos en que vivimos; vuestra vocación es exactamente la lucha espiritual mediante...