Protegido: El cristal defendido por el león
«Esas invectivas tuyas, lanzadas con la misma boca con la que calumniaste a María, serán para mí motivo de gloria». Así concluye San Jerónimo el primer tratado patrístico dedicado a la Santísima Virgen.
«Esas invectivas tuyas, lanzadas con la misma boca con la que calumniaste a María, serán para mí motivo de gloria». Así concluye San Jerónimo el primer tratado patrístico dedicado a la Santísima Virgen.