Desde el primer instante de la concepción del Verbo, la Virgen le rinde ininterrumpidos actos de adoración
De su Inmaculado Corazón fluye la sangre que constituirá su cuerpo; sin embargo, lo que más lo alimenta son los torrentes de amor que brotan de ese mismo corazón.
El papel de María consiste en amarlo, adorarlo y glorificarlo como ninguna otra criatura podrá hacerlo. Ese Niño fue creado en el tiempo, sobre todo, para ser amado por Ella.

