El milagro del Vístula

En medio de la pretensión rusa de crear un gobierno universal, comienza la guerra polaco-soviética. Ante la perspectiva de una derrota segura, a Polonia, y tal vez al mundo, sólo le quedaba un recurso de salvación…

Nada parece capaz de contener el avance ruso. En Ucrania ya ondea la bandera roja. Ahora los comunistas se dirigen hacia Polonia. Tras conquistar el país, irán hacia el oeste; también quieren, después de dominar toda Europa, someter América y Asia. La expansión universal de este cáncer tan sólo está empezando. Pero para eso, primero tendrán que superar el obstáculo polaco.

Imparable, el Ejército Rojo marcha sobre Varsovia y el enfrentamiento se produce a orillas del río Vístula. Los bolcheviques comienzan a imponerse en la contienda. Todos perciben que la derrota de los polacos es inexorable.

No, esto no es una conjetura con respecto a un futuro inmediato, sino un hecho que ocurrió hace cien años…

El peligro soviético

El Tratado de Versalles, de 1919, había acabado por fin con las disputas territoriales que dieron lugar a uno de los mayores acontecimientos del siglo XX: la Primera Guerra Mundial. A través de ese acuerdo se vieron modificadas las fronteras de muchos países, siendo Polonia uno de los más beneficiados. En efecto, desde el siglo XVIII esta nación estaba repartida entre los imperios austríaco, prusiano y ruso y el pacto vino a restituirle su independencia.

Mientras tanto, en el país de los zares otro hecho llamó la atención del mundo: la revolución comunista. En 1917, los bolcheviques destituyeron al emperador Nicolás II e instauraron el régimen socialista soviético, bajo el liderazgo de Vladímir Lenin. El objetivo de los rojos consistía en dominar todo el orbe a partir de Rusia: «Los intereses del socialismo y de la revolución mundial están por encima de los intereses nacionales, de los intereses del Estado»,1 afirmó Lenin en mayo de 1918. Para ello, era de suma importancia conquistar otros territorios a fin de hacer frente al capitalismo occidental.

Guerra polaco-soviética

En medio de esas pretensiones rusas de crear un gobierno universal, comenzaría la guerra polaco-soviética. El general polaco Józef Piłsudski rompió la frontera de la Ucrania soviética, junto con el líder nacionalista de ese país Simon Petliúra, y avanzó sobre Kiev.

Aunque el primer ataque se frustró y las falanges polaco-ucranianas se vieron obligadas a retirarse, la circunstancia fue aprovechada por Lenin como pretexto para enviar al Ejército Rojo con el objetivo de sovietizar Polonia.

Los polacos retrocedían unos quince kilómetros por día. Después de una serie de victorias, los bolcheviques llegaron a Varsovia, dirigidos por Mijaíl Tujachevski, un «“Napoleón” soviético de 28 años».2 La victoria rusa parecía inevitable.

Angustiados y sin esperanza de conseguir ayuda por parte de los demás países occidentales, miles de polacos se congregaron en Częstochowa, a fin de recurrir a la única que les podría auxiliar en esos momentos. Ella ya los había salvado otrora, ¿por qué no lo iba a hacer de nuevo?

Nuestra Señora de Częstochowa

Durante la invasión comunista, a Ella fue a quien el pueblo recurrió…
Icono original de Nuestra Señora de Częstochowa – Monasterio de Jasna Gora, Częstochowa (Polonia)

La ciudad medieval de Częstocho­wa, y más concretamente el monasterio de Jasna Gora —Monte luminoso—, es un gran polo de atracción para la piedad polaca, pues contiene un inestimable tesoro: una milagrosa imagen de Nuestra Señora, conocida también como la Virgen Negra.

Según una piadosa tradición, fue pintada por San Lucas en una mesa, hecha por el propio Jesucristo, mientras el evangelista conversaba con María Santísima. Santa Elena encontró el icono en Jerusalén y lo llevó a Constantinopla, donde permaneció en torno a quinientos años. Después se convirtió en objeto de diversas dotes y, en el siglo XIV, llegó a las manos del príncipe polaco Ladislaus Opolszyk.

Un día, cuando Polonia estaba en guerra con los tártaros, una flecha enemiga entró por una ventana del castillo de Ladislaus, en Belsz, y se clavó en la garganta de la imagen sagrada.

Para proteger el icono, el príncipe decidió llevarlo a Opal, su ciudad natal. Al hacer una parada en Częstochowa lo dejó en una pequeña capilla de madera durante la noche. Al día siguiente, preparándose para salir, lo recogió y se lo llevó a su carruaje. Cuál no sería su sorpresa al ver que los animales se negaban echar a andar, por mucho que los cocheros los estimularan.

Ladislaus comprendió la voluntad de la Santísima Virgen y resolvió dejarlo en la mencionada capilla. A partir de entonces, la imagen empezó a ser conocida como Nuestra Señora de Częstochowa. En torno a ella se construyeron el monasterio y la iglesia de Jasna Gora y enseguida la devoción mariana se propagó por toda la región. Miles de peregrinos acudían a rezarle a la Virgen Negra.

No pasó mucho tiempo para que empezara a realizar prodigios. En 1655, el monasterio fue sitiado por los suecos, que habían conquistado Varsovia, Cracovia y Poznan. Durante cuarenta días, un contingente de 200 soldados, algunos nobles y 70 monjes resistieron al asedio llevado a cabo por más de 3000 hombres. La batalla la ganaron los polacos de manera milagrosa, pues atribuyeron la victoria a la intercesión de Nuestra Señora. El rey Juan II Casimiro consagró Polonia a la Virgen María, declarándola su reina y patrona.

En 1920, durante la invasión comunista, a Ella fue a quien el pueblo recurrió…

La batalla del Vístula

El último combate tuvo lugar el 15 de agosto de 1920, fiesta de la Asunción de Nuestra Señora, junto a las orillas del río Vístula.

De repente, la flota rusa comenzó la retirada. Los polacos enseguida lanzaron una contraofensiva que los empujó hasta la Prusia oriental. Casi 100 000 soldados rusos se entregaron al ejército polaco. Algunos historiadores afirman que, hasta hoy, parece imposible encontrar la causa de la «aplastante derrota sufrida por el Ejército Rojo».3

Sin embargo, nosotros discrepamos. No les es posible encontrarla porque la buscan en el sitio equivocado. ¿De qué sirve procurar en la tierra algo que se halla en el Cielo? Aquel día Nuestra Señora apareció entre las nubes, sobre Varsovia, y ahuyentó a los comunistas. Inmediatamente el triunfo fue atribuido a la Virgen Negra y el acontecimiento pasó a ser conocido como el milagro del Vístula.

María es la Reina de la Historia

«Se prepara al caballo para el combate, la victoria la concede el Señor» (Prov 21, 31), reza el libro de los Proverbios. Si las fuerzas humanas no podían, de ninguna forma, frenar el ataque adversario, la propia Reina de los Cielos, «imponente como un ejército en orden de batalla» (cf. Cant 6, 10), decidió intervenir.

Casi diríamos que esto es una regla del auxilio mariano en cualquier tiempo y ocasión: suele manifestarse únicamente cuando los hombres llegaron al extremo límite de sus esfuerzos y, por así decirlo, se sienten rodeados por el acre olor del fracaso, a fin de que perciban que la victoria sólo se debe a una acción de la Virgen.

Así pues, podemos estar seguros de que, aun cuando todo parezca perdido, nuestra Reina y Protectora sigue teniendo en sus manos las riendas de la Historia. 

 

Notas


1 PIPES, Richard. História concisa da Revolução Russa. Rio de Janeiro: BestBolso, 2008, p. 305.

2 DANIEL-ROPS, Henri. A Igreja das Revoluções. II – Um combate por Deus. São Paulo: Quadrante, 2006, p. 318.

3 PIPES, op. cit., p. 313.

 

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