Apostolado del dolor

La misión de Jacinta nos revela la necesidad de víctimas expiatorias que contribuyan con su dolor y el sacrificio de su vida a que las palabras de la Santísima Virgen encuentren un terreno fértil en los corazones de los hombres.

Por tanto, se comprende cómo ese apostolado del sufrimiento es verdaderamente insustituible y cómo le abre camino a la Iglesia. Todas las grandes obras de Dios, especialmente aquellas que tratan de la salvación de las almas, se hacen por lo general con la participación de otras almas que lucharon, sufrieron y rezaron para que esas obras se pudieran llevar a cabo.

 

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