En esta fotografía, Santa Teresita, con ocho años, está mirando hacia un punto vago, indefinido, pero con una especie de absorta, afectuosa y respetuosa contemplación. En definitiva, es la mirada propia a un espíritu poderosamente contemplativo.
En su mirada hay algo que me cuesta expresar adecuadamente, pero ése es el estado de alma dispuesto hacia las cosas que son enteramente superiores. Fue una infancia profundamente consciente, meditada y razonada.
He aquí a Santa Teresa del Niño Jesús con todo el tesoro de meditación que pueda existir en el alma de una niña; vivió su infancia fiel a sí y continuó siendo ella misma hasta el apogeo de su madurez.
Plinio Corrêa de Oliveira
En la foto destacada: Santa Teresa del Niño Jesús en 1881
La descripción que Dr. Plínio hace de Santa Teresita a respecto de ella se podría aplicar perfectamente a él mismo. Dr. Plinio también fue desde niño muy contemplativo por los dones de discernimiento que le dio la Providencia. Dones que le hicieron ver la verdad y ascender hasta Dios de esta manera. También él permaneció fiel a él mismo a la vocación que recibió de Dios hasta llegar a su plena madurez en la tierra y gloria en el cielo.