En la Visitación, Santa Isabel tuvo conocimiento, por un don del divino Espíritu Santo, de que el Niño Jesús estaba en el claustro materno de la Virgen María.
El verdadero católico recibe también, en alguna medida, gracias similares a esa. Y si él corresponde, adquiere un sentido por el cual percibe dónde Dios está presente y dónde no lo está, cuándo las cosas son según Dios y cuándo no lo son.
Y para eso no es preciso poseer una vasta cultura, gran inteligencia o profundo conocimiento teológico; basta ser fiel a la gracia del Bautismo.
Plinio Corrêa de Oliveira