¿Sabías…

… que la basílica más pequeña del mundo se encuentra en Brasil?

Sí, ¡y a 1.746 metros de altitud! La Serra da Piedade, situada entre la capital de Minas Gerais y el municipio de Caeté, es conocida sobre todo por el pequeño santuario erigido en su cima, el cual, a pesar de su simplicidad, hace aún más deslumbrante su rico paisaje natural, especialmente por la protección de la criatura más bella: María Santísima.

El sencillo templo, dedicado a Nuestra Señora de la Piedad, tiene su origen en una aparición de la Virgen a una niña muda, a la que le concedió su curación. Su construcción comenzó en 1767 por iniciativa del portugués Antônio da Silva Bracarena, con el apoyo de Manuel Coelho Santiago. Erigida en el mismo lugar de la aparición, la capilla original pronto empezó a atraer a un gran número de peregrinos. En 2017, tras varias reformas y mejoras, fue elevada a la categoría de basílica menor.

La pequeña iglesia, típicamente barroca, ostenta en su altar mayor una imagen de la Virgen de la Piedad hecha por Antônio Francisco Lisboa, conocido como el Aleijadinho (del portugués el «Lisiadito»). Según cuenta la leyenda, la montaña sobre la que se asienta está constituida de oro y plata, lo que había servido de referencia geográfica a los exploradores del siglo xvii. Si esto es cierto o no, nadie lo sabe, pero una cosa es indiscutible: como patrona de Minas Gerais, la Virgen eligió la cumbre de aquella sierra para mostrar que más valioso que cualquier bien de este mundo es su amor maternal, derramado sobre sus hijos que le piden clemencia. ◊

 

… por qué existen ornamentos litúrgicos de color rosa?

Entre los numerosos elementos que componen la liturgia católica, la variedad de colores de los ornamentos desempeña un papel simbólico y expresivo. Con extremo celo y dedicación, la Santa Iglesia se sirve de estos colores para transmitir con mayor eficacia el significado de los misterios que celebra.

Sacerdote cocasulla rosa

El simbolismo de muchos de los colores utilizados a lo largo del año litúrgico se puede intuir fácilmente. Por ejemplo, cuando vemos ornamentos rojos, pensamos inmediatamente en la fecunda sangre de los mártires o en las ardientes llamas del Espíritu Santo. Pero ¿por qué el rosa?

En medio del sobrio morado de la Cuaresma o el Adviento, la Iglesia nos sorprende revistiendo a sus ministros con un matiz luminoso. Con su matiz entre el púrpura y el violeta, el rosa aparece el tercer domingo de Adviento, llamado Gaudete, y el cuarto domingo de Cuaresma, llamado Laetare, a causa de las palabras iniciales de las antífonas de entrada de las misas de esos días. A primera vista, por su vitalidad, este color parecería no muy apropiado para un período penitencial… Sin embargo, su uso encierra un propósito eminentemente pastoral, pues representa la alegría que la Iglesia experimenta en Navidad y en la Pascua, simbolizada por tres cualidades de la rosa: su olor, su color y su sabor, que reflejan la caridad, la alegría y la saciedad espiritual.

Tanto en la Cuaresma como en el Adviento, esperamos con santa impaciencia los hechos primordiales de la vida de Nuestro Señor Jesucristo: su nacimiento y su resurrección. Con la esperanza de estas solemnidades —siempre celebradas con ornamentos blancos— y ya como que anticipándolas, la Iglesia utiliza el rosa para expresar su júbilo por estar a las puertas de tan anhelados acontecimientos. Además, habiendo acompañado durante esos dos tiempos de preparación el sacrificio penitencial de sus hijos, simbolizado por los ornamentos morados, la Esposa Mística de Cristo se compadece de ellos y atenúa un poco su rigor mediante el tono de ese color. ◊

 

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