Siempre consideré a mis padres unos santos. Sentíamos por ellos un profundo respeto y admiración. A veces me preguntaba si podría haber alguien como ellos en la tierra. Al menos, no lo encontraba a mi alrededor.
Mi madre sentía por mi padre tanta admiración como afecto, y le dejaba ejercer plenamente su autoridad realmente patriarcal.
Mi padre nos hablaba a menudo de nuestra «santa madre», como él la llamaba. Ella, por su parte, escribía a su hermano: «¡Qué hombre santo es mi marido! Les deseo uno igual a todas las mujeres».
La unión perfecta de estos padres modelo estaba siempre orientada hacia el pensamiento de la vida eterna.
Leonia Martin. «La madre de Santa Teresa del Niño Jesús»;
Celina Martin. «El padre de Santa Teresa del Niño Jesús».