Alma compasiva y combativa

San Vicente de Paúl fue, al mismo tiempo, el santo de la combatividad y de la caridad.
Combatividad, en dos terrenos. Primero, el doctrinario, en el que combatió meticulosamente a los jansenistas en Roma, en la corte, en la nobleza, en el clero, en el pueblo, de manera política y estratégica, con su inmensa influencia personal. Además de esta forma de combatividad intelectual, también quiso montar una cruzada contra Túnez y, con este propósito, se dirigió al rey de Francia.

Por otra parte, era el santo de la caridad, de la compasión. Encontramos en esta conjunción una rara manifestación de buen espíritu. Según la opinión común, el que es muy combativo es poco compasivo, y el que es muy caritativo no es pugnaz.

Ahora bien, si la combatividad y la compasión son virtudes, no puede haber incompatibilidad entre ellas. Al contrario, todas las virtudes son hermanas. Por tanto, quien es santamente compasivo es combativo; y quien es santamente combativo es compasivo.

 

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