… por qué la Biblia está dividida en capítulos y versículos?
Divide et impera fue el lema del poderío romano durante todo el tiempo que duró. Este viejo consejo, sin embargo, no sólo tiene voz y voto en lo que se refiere a descomponer el imperio en regiones, el ejército en falanges o el enemigo en facciones, sino que también se aplica admirablemente a la vida cotidiana: en la división de horarios, en la distinción de conceptos, en la delegación de tareas…
Por increíble que parezca, la regla de oro vale incluso hasta para… ¡la Palabra de Dios! Con esta convicción, Esteban Langton, arzobispo de Canterbury y canciller de la Universidad de París a principios del siglo xiii, dividió los libros de la Sagrada Escritura en capítulos. Como buen catedrático y mejor prelado, sabía que la Biblia es la condensación, por escrito, de la Revelación que el Creador hizo de sí mismo y que las palabras que contiene, además de sublimes, son muy numerosas… Por eso, los hombres tienen necesidad de saborearlas poco a poco.
Pasaron los años, crecieron las luchas. Las páginas sacras se convirtieron en un arma. En pleno enfrentamiento con el protestantismo, Roberto Estienne confirió mayor precisión y presteza a la indicación de los pasajes sagrados. Basándose en los estudios del dominico hebraísta Sante Pagnini, publicó en 1555 una Biblia ya dividida en versículos, tal y como la conocemos hoy.
Así pues, la división en capítulos y versículos es resultado tanto del deseo de escuchar más claramente las palabras de la Revelación como de las batallas apologéticas por su correcta interpretación. ◊
… cuál es el origen del uso litúrgico del incienso?
En las celebraciones litúrgicas más solemnes es habitual el uso del incienso, que, depositado sobre las brasas del turíbulo, esparce su agradable aroma por todos los rincones del recinto sagrado.

En sus inicios, la Iglesia no utilizaba el incienso para evitar la sospecha de idolatría, ya que entre los paganos era frecuente ofrecérselo a los dioses. No obstante, en las catacumbas, los cristianos comenzaron a usarlo con el objetivo de perfumar el ambiente, pues el lugar carecía de suficiente ventilación. Finalmente, en torno al siglo iv, la Iglesia lo adoptó en las grandes solemnidades como una forma de rendir un homenaje más al Dios verdadero.
En la actualidad, el incienso no sólo sirve para conferir mayor esplendor a las ceremonias, sino que tiene otros significados como, por ejemplo, expresar el acto de adoración directa que rendimos al Santísimo Sacramento o la adoración indirecta por medio de los objetos litúrgicos relacionados con el Redentor; manifestar nuestra veneración a los santos a través de sus imágenes; reverenciar a los ministros sagrados e incluso a los fieles, en razón de su dignidad bautismal. Además, al ser un sacramental, cuando es bendecido, sirve de vehículo para determinadas gracias relacionadas con la liturgia, protege contra la acción del demonio, simboliza la oración que asciende al trono de Dios.
Se quema en las misas solemnes, en la bendiciones con el Santísimo Sacramento, en las procesiones y en los funerales, entre otros actos litúrgicos. ◊