… cuál es el origen de la imagen del Cristo Redentor?
La imagen de treinta metros de altura construida en la cima del cerro Corcovado, uno de los sitios más encantadores de Río de Janeiro, se convirtió rápidamente en el principal símbolo de la nación brasileña y se ganó un lugar entre las siete maravillas del mundo moderno. Sin embargo, más hermoso que la propia escultura y el paisaje que lo rodea es el origen de este monumento cristiano.
En 1888, pocos meses después de que la princesa Isabel concediera la libertad a los esclavos, los abolicionistas decidieron agasajarla. Entonces le solicitaron a su alteza que les autorizara la construcción de una estatua en honor de «Isabel, la redentora de los esclavos» en el Corcovado. La respuesta no pudo ser más piadosa: rechazando el homenaje ofrecido, la princesa transformó la idea en una orden imperial, y determinó que se erigiera allí una imagen del Sagrado Corazón de Jesús, el verdadero Redentor de los hombres.
Sin embargo, muchas batallas se sucedieron hasta que este noble deseo se hizo realidad, pues con la caída de la monarquía al año siguiente el proyecto fue cancelado… y sólo tuvo una posibilidad de rehabilitación en 1921.
La inauguración se llevó a cabo, finalmente, el 12 de octubre de 1931, fiesta de la patrona de Brasil. Ese día el Corcovado se convirtió, en palabras del papa Pío XI (cf. Carta, 14/9/1931), en un verdadero trono de Jesucristo, que con los brazos abiertos parece invitar a todos sus hijos a un tierno abrazo. ◊
… por qué la Santísima Virgen es invocada como «Torre de David»?
La letanía lauretana recoge algunos de los numerosos títulos de Nuestra Señora que tienen origen bíblico o un significado teológico especial.
La advocación Torre de David, por ejemplo, se remonta a un pasaje de las Escrituras relativo a las fortificaciones con las que el rey-profeta protegía Jerusalén: «Cual torre de David, edificada con sillares: mil escudos penden de ella, los paveses de los valientes» (Cant 4, 4).

María es comparada con una torre por varias razones. Para que una edificación así sea inexpugnable, ante todo, ha de tener sólidos cimientos. Ahora bien, Dios quiso establecer el incomparable edificio espiritual de las virtudes de la Santísima Virgen sobre fundamentos inquebrantables: su fe y su humildad.
Además, una torre llama la atención porque rebasa en altura a otros edificios y domina el espacio circundante. Nuestra Señora se elevó por encima de todas las criaturas mediante la contemplación y el conocimiento de las perfecciones divinas, superando en sublimidad a los propios serafines.
En tercer lugar, la Virgen Purísima se asemeja a una torre por su fuerza insuperable. Es la Madre de los Dolores, que soportó valerosamente los sufrimientos de la pasión, la Mujer fuerte que sostiene a la Iglesia militante, que socorre a los hijos que la invocan con confianza y les da vigor y coraje en todas sus tribulaciones.
Por fin, en María encontramos un escudo seguro contra los embates del mal, pues en Ella están las armaduras de todos los héroes: la fe de los profetas y los apóstoles, la constancia de los mártires, la candidez de las vírgenes, la astucia de los doctores, la virtud de los confesores. ¡Ella es el bastión donde las almas fieles pueden refugiarse sin temor! ◊