Protegidos por el maternal auxilio de Dña. Lucilia, muchos han sentido la acción alentadora de su presencia, infundiéndoles coraje ante las reñidas batallas de la vida y serenidad frente a los peores infortunios y contradicciones.
Repentinas curaciones, donaciones anónimas, inesperadas soluciones… ¿Qué explicación hay para esto? A las personas de espíritu naturalista les parecerá simplemente obra del azar, pero quienes han recurrido a Dña. Lucilia tienen clara la respuesta: en su intercesión es donde encuentran no sólo la mano, sino el chal protector de su maternal amparo.
De entre los numerosos hechos que se narran sobre las gracias alcanzadas por mediación de Dña. Lucilia, lo que nos llama la atención es la presteza con que ella se dispone a atender las súplicas que le son dirigidas, resolviendo los problemas, desde los más sencillos hasta los más complicados, con especial atención y desvelo.
Junto con el Sagrado Corazón de Jesús ha sido siempre un infalible auxilio para los que le piden su ayuda en situaciones de gran necesidad.
Donación anónima y misteriosa
Es lo que nos confirma Andréia Magalhães, de Curitiba (Brasil), impresionada por el inesperado socorro prestado a su familia cuando estaba pasando por un período de apuros económicos.
Trabajaba como autónoma, pero ya no estaba logrando percibir lo suficiente para soportar los gastos de la casa durante la pandemia. Tenía que pagar el alquiler del mes y aún le faltaba la mitad de su valor… Angustiada, sin saber qué hacer, escucha que llaman al timbre:
«Solamente tenía 400 reales para el alquiler y estaba desesperada, porque el contrato dependía de la inmobiliaria. Era miércoles, un joven de Uber se presenta en casa para dejarnos unos paquetes. Nos quedamos sorprendidos porque no sabíamos quién nos los enviaba. Eran cajas y cajas de alimentos».
Andréia trató de averiguar el remitente de ese generoso encargo, pero el chófer que había hecho la entrega se limitó a decirles que lo enviaban del centro de Curitiba y que ya estaba todo pagado.
Asombrada, empezó a revisar su contenido: «En fin que cuando abrimos había bastantes compras, hasta cartones de leche, galletas… y entonces pensé: “¡Caramba!, quien ha mandado esto sabe que hay una niña en casa”. Pero es que además venía un sobre con R$ 475,00 y cuatro medallas de la Virgen. Quien nos envía estas cosas conocía que éramos cuatro los que vivíamos en casa por entonces. Y esa cantidad de dinero era exactamente lo que faltaba para completar el alquiler. Nos quedamos muy contentos por lo ocurrido y al mismo tiempo abismados».
Su bienhechora estaba más cerca de que lo imaginaban
Poco después Andréia pudo entender a quién le debía aquel inesperado y gratuito acto de generosidad:
«Unos días más tarde recibimos la visita de dos hermanas de los Heraldos. Mientras conversábamos, Melanie, mi hija, contó que le había pedido a Dña. Lucilia que nos ayudara, pues estábamos pasando dificultades».
Ahí estaba la respuesta a la incógnita que desde hacía días Andréia intentaba descifrar: su bienhechora se encontraba más cerca de lo que imaginaba, amparando y protegiendo a su familia a través de la súplica de su hija pequeña. Aquella misteriosa encomienda sí que tenía un remitente: el maternal e infalible auxilio de Dña. Lucilia».
Inexplicable desaparición de un nódulo
Jéssica Deponti Gobbi, de São Carlos (Brasil), aún con cierta sorpresa, nos relata la gracia que recibió por intercesión de Dña. Lucilia, a través de la cual fue curada de modo inexplicable.
Después de más o menos dos años de matrimonio, ella y su marido, Felipe, a pesar de desearlo, aún no tenían hijos. Entonces decidieron buscar un médico:
«Empezamos a hacernos varias pruebas. Y en una de ellas me descubrieron un nódulo tiroideo, que según el sistema de clasificación de TI-RADS correspondía a la categoría 5, es decir, altamente sospechoso de ser maligno.
«Tan pronto como el nódulo fue descubierto, tendría que hacerme una biopsia, pero… me enteré de que estaba embarazada. Entonces mi marido y yo fuimos en busca de un sacerdote heraldo y le pedimos una bendición por intercesión de San Blas. Nos llevó a la iglesia y nos dio la bendición de San Blas con la vela en la garganta y también hizo una oración pidiendo la intercesión de Dña. Lucilia para que el nódulo desapareciera o fuera benigno».
Poco tiempo después, Jéssica fue de nuevo al médico:
«Estaba muy nerviosa por tener que hacerme la biopsia y todo eso… Entonces, volví y el doctor me dijo: “Como usted está embarazada, vamos a tratarlo solamente con ecografías. Cuando tenga el bebé, regrese y le quitamos el nódulo si fuera en verdad maligno”. Me pidió que repitiera los exámenes para seguir de cerca el nódulo a lo largo del embarazo».
Y para sorpresa de Jéssica y de su esposo, de manera serena, discreta e inesperada, todo se fue resolviendo:
«Cuando me repitieron las pruebas, se constató que el nódulo había desparecido. Tenía otros nódulos, pero el más grave, el de categoría 5, desapareció. Y otros nódulos, que no tenían probabilidad de que fueran malignos, habían disminuido».
Inexplicable desaparición de un nódulo
En el primer examen, Jessica descubrió que le habían diagnosticado «TI-RADS categoría 5, debido a las características del pequeño nódulo en la región posterior del polo inferior del lóbulo izquierdo». La sospecha de que el tumor fuera maligno era alta.
Después de la bendición de San Blas y la oración pidiendo la intercesión de Dña. Lucilia, el resultado fue bastante distinto: «En relación con el examen anterior del 03/06/2020 se nota una regresión de los quistes coloides bilaterales y una reducción de las dimensiones del nódulo del lóbulo derecho, además de la desaparición de la imagen nodular TI-RADS 5 previamente
vista en el lóbulo izquierdo».
Jéssica buscó explicaciones médicas, pero enseguida pudo constatar la enorme gracia que había recibido:
«Cogimos el informe y volvimos al oncólogo. Se lo mostramos y le preguntamos si era normal que ocurriera eso. Nos dijo: “Miren, normal no es, y no sé explicarles qué ha pasado. Pero realmente el nódulo ya no está ahí”».
Solución para todos los problemas
También Cristiano Pires, acostumbrado a recurrir siempre a la intercesión de Dña. Lucilia, nos envía su testimonio, deseoso de relatar cómo fue auxiliado en los momentos de gran prueba y necesidad por el dadivoso y maternal socorro de esta bondadosa señora.
Nos cuenta que tenía un préstamo en el banco y que recibió una propuesta para concluirlo. Sin embargo, hizo el pago de manera errada y corría el riesgo de perder todo el dinero usado con esa finalidad. Debido a que esto le podría acarrear un enorme perjuicio y no menor dolor de cabeza, le pidió a Dña. Lucilia que le ayudara. Poco tiempo después, incluso antes de que hiciera algo para solucionar el caso, constató que su deuda estaba completamente liquidada, todo se había solucionado: «Gracias a Dios no perdí los 6000 reales por intercesión de Dña. Lucilia. Sentí una paz muy grande en el corazón, en el alma, que vino de la intercesión de Dña. Lucilia».
En otra ocasión, deseoso de dejar uno de los empleos en el que trabajaba, Cristiano decidió poner el caso en manos de Dña. Lucilia, seguro de que ella le ayudaría:
«Trabajaba en dos hospitales y ya estaba cansado de trabajar de noche. Hacía diecisiete años que estaba en este hospital y ya había pedido unas tres o cuatro veces para que me dieran de baja, pues ya no lo estaba soportando. Entonces resolví recurrir a la intercesión de Dña. Lucilia».
Rápida intercesión de la «Señora del cuadrito»
No pasó mucho tiempo y sus oraciones fueron escuchadas:
«Empezó a correr el rumor de que quien quisiera ser dado de baja podía dar su nombre a los responsables. Lo pedí y gracias a Dios en enero de este año, gracias a la intercesión de Dña. Lucilia, fui despedido y pude recibir el finiquito correspondiente a los diecisiete años de empresa».
Y el favor de Dña. Lucilia fue completo:
«Es algo increíble, le pides su intercesión y ves que es rápida. En cuestión de una semana lo solucioné todo, lo recibí todo, me pagaron el fondo de garantía correctamente. Vi a mis compañeros haciendo reclamaciones, discutiendo con los de RR. HH., porque no estaban consiguiendo percibir lo que les correspondía. Y gracias a Dios, a Nuestro Señor Jesucristo, a Nuestra Señora, por la intercesión de Dña. Lucilia, recibí esa inmensa gracia».
Suave olor a rosas en la almohada
Lilibeth Caruso, de Houston (EE. UU.), nos escribe contándonos un significativo hecho a través del cual pudo confirmar aún más cómo esta bondadosa señora, que tanto bien hizo al prójimo durante su vida terrena, está dispuesta a ayudar desde la eternidad a quienes a ella recurren y a ella se acercan por medio de la oración.
Visitando a una amiga que llevaba más de siete años en silla de ruedas, trató de transmitirle una palabra de consuelo y apoyo que le ayudara a recuperar el ánimo ante las dificultades y sufrimientos que la Providencia le pedía:
«Le di una revista de los Heraldos junto con una foto de Dña. Lucilia y le comenté que hacía milagros, a pesar de que no estaba canonizada todavía. Le aconsejé que pidiera su intercesión, destacando que también ella había sido madre y que la ayudaría».
Su amiga, Krystal, amablemente, aceptó el regalo y le dijo que lo iba a poner debajo de su almohada. A continuación, se ausentó un momento y cuando regresó dijo que notaba algo diferente:
«Al volver de la habitación me preguntó si yo estaba usando algún perfume. “No, ¿por qué?”, le dije. Entonces me respondió que había empezado a sentir un olor a rosas; que su almohada olía a rosas. Y añadió: “Mi abuela decía que cuando alguien va a ser canonizado huele a rosas. Así pues, esa señora Dña. Lucilia va a ser canonizada”».
A pesar de que hasta hoy no se conoce enteramente el motivo de ese repentino aroma, podemos interpretarlo como una discreta acción de Dña. Lucilia, dotada de bello simbolismo. Quizá quisiera ella marcar con su presencia, ya desde el comienzo, el alma de aquella mujer, enseñándole que, así como las rosas exhalan el más suave aroma cuando son aplastadas, las almas capaces de dejarse inmolar por el sufrimiento ofrecen a Dios un perfume de agradable olor.
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Como vemos, son muchos los que, tanto en Brasil como en el resto del mundo, se sienten protegidos por el auxilio maternal de esa generosa señora o han experimentado la acción alentadora de su presencia. Ella les infunde coraje ante las reñidas batallas de la vida, pero sobre todo les ofrece serenidad y confianza incluso frente a los peores infortunios y contradicciones.
Seguros de que está junto al trono del Sagrado Corazón de Jesús conquistando con su maternal jeitinho una sentencia a favor de los más necesitados, un número cada vez mayor de personas han recurrido a ella, confiando en su intercesión para conquistar de Dios no sólo lo inmerecido, sino hasta lo imposible. ◊